Del libro "El Poder Secreto de las
Plantas", de Carmen Pérez de la Hiz
Continuando nuestro camino por las antiguas sendas
griálicas, encontramos otra planta alquímica absolutamente sospechosa de haber
pertenecido al mítico Graal perdido (bebida iniciática que ponía en contacto
con el santo grial)
¿Qué misterioso poder encierra realmente esta planta para
que Paracelso la llamara "elixir de la vida"? El lenguaje mágico de
las flores nos pone una vez más sobre la pista al revelarnos que es la planta
para las sorpresas agradables y los regalos imprevistos; es decir, la que
genera la energía alquímica de la ilusión. Existe en todo el sur de España una
creencia muy extendida según la cual, si alguien sin querer se pone una prenda
de vestir al revés, al día siguiente recibirá un regalo sorpresa. Lo
verdaderamente significativo es que las personas que mantienen la ilusión y la
convicción de que así será, al día siguiente reciben, como por arte de magia,
su regalo.
Esta creencia, tan arraigada a lo largo del tiempo, parece extraída
de una práctica de alquimia mental, que consiste en, ayudado por alguna planta
o mineral griálico apropiado, programarse mentalmente para esperar todos los
días un regalo o una sorpresa agradable, observando con atención, al menos
durante un tiempo, para comprobar que ningún día le niega su pequeña sorpresa.
De hecho cada día es un regalo si sabemos programarlo positivamente, para lo
cual en la melisa se cuenta con un perfecto aliado, pues el gran poder oculto
que posee esta planta es la ilusión,
una de las energías alquímicas que permite recobrar esa fe firme que abre las
puertas de nuestro poder interno.
Este especialísimo y positivo estado mental que facilita
la melisa nos enseña y ayuda a decir no a todo lo negativo, y la mejor forma de
comenzar es por nuestros propios pensamientos negativos, ya que éstos son
nuestros más cercanos y mayores enemigos, y los auténticos demonios internos que nos impiden atraer la
felicidad y cristalizar los deseos.
A esta facultad de la melisa para activar las facultades
ignoradas de la mente recurrían las sibilas de los antiguos templos de Cumas,
Eritrea y Delfos, para despertar su inspiración profética, empleando un elixir
dinámico que tenía a la melisa como su principal componente. Aquí nos
encontramos de nuevo con otro intento de reconstruir el original Graal perdido,
empleando una de las plantas que entraban en su composición. En nuestra célebre
"Agua del Carmen" que tan magníficas propiedades medicinales
encierra, tenemos otro elixir alquímico que también en su origen fue una bebida
iniciática y que igualmente pretendía sustituir al Graal.
El excepcional poder que ejerce la melisa sobre la mente
y los estados de ánimo, y que tan valioso resulta en la alquimia mental, fue
reconocido por los más eruditos autores de la antiguedad como Avicena, quien en
uno de sus escritos afirma que el toronjil ó melisa "posee la facultad de
alegrar el corazón y fortalecer los ánimos vitales". Culpeper, por su
parte, opinaba que "además de alegrar el corazón y la mente, aleja de
todos los pensamientos y preocupaciones
que la inquietan, y que nacen de la melancolía y la tristeza".
Mattioli también corroboraría que la melisa posee la virtud secreta de alegrar
el ánimo y ahuyentar las ideas negras.
Resulta interesante comprobar que estos eruditos de la
antigüedad, al igual que los alquimistas, no parecen diferenciar el corazón
físico del emocional y recomiendan la melisa como uno de los mejores remedios
para mantenerlo en buena forma.
La tradición popular asegura que la melisa quita todas
las penas, hasta las del amor, siendo en épocas pasadas un efectivo recurso muy
empleado para remediar las decepciones amorosas y el desencanto, la falta de
ilusión y la tristeza que acompañan al doloroso trance de las rupturas amorosas
y el desamor.
La tradición mágica, en cambio, enfoca el asunto mucho
más positivamente, aconsejando -más vale prevenir que curar- su poder mágico
para favorecer el amor. De cualquier forma, el poder de la melisa nos ayudará
de nuevo a sonreir. En definitiva, la melisa como la rosa, dirige su vibración
curativa a ese recipiente griálico que es nuestro centro alquímico del corazón,
pues también posee la energía del Amor, por ello nos permite obtener y recobrar
de nuevo el poder mágico de la ilusión..."
Sus propiedades
medicinales más destacadas son las siguientes:
Trata la depresión nerviosa, tristeza, melancolía,
nerviosismo, angustia, ideas negras o frustrantes, insomnio, síncopes, traumas
emocionales y fatiga mental.
Es una de las mejores amigas del corazón, pues además de
reforzarlo y alegrarlo, como aseguran los eruditos de la antigüedad, calma sus
palpitaciones desordenadas y es, junto al muérdago y el espino blanco, uno de
los más efectivos remedios para tratar el corazón nervioso.
Junto al romero es magnífico para tratar las "pérdidas de
memoria". Su empleo resulta muy positivo en época de exámenes.
Para apaciguar a las personas de carácter irritable o
especialmente difíciles.
Trata los dolores de vientre, estómago o cabeza.
Resulta muy efectiva para prevenir y tratar el estrés y
las preocupaciones.
En la actualidad se comienza a tener en cuenta su
propiedad en el tratamiento de las alergias y su benéfico poder sobre el sistema respiratorio
y las crisis de asma.
En uso externo es magnífica contra los dolores,
neuralgias y reuma.
Por último señalaremos su acción en el tratamiento de las náuseas,
vómitos y malas digestiones, que puede potenciarse aún más si se emplea en
unión de la menta-poleo