La hierba de Babalú Ayé: Usos Etnomedicinales, ayer y hoy
En el ámbito de la santería, se afirma que esta hierba "es buena para baños de descarga y sirve para quitar espíritus de bajo astral en conjunto con otras hierbas, y también es buena para hacer 'limpias' en casas o locales si hay mucha energía negativa. Es una planta para limpieza o despojo, pues se dice que siempre se debe limpiar con esta hierba, para eliminar la energía negativa de la enfermedad y atraer en cambio buena salud, con ella se baja la fiebre y se van los dolores del cuerpo y del alma"
También conocida como 'Eggweniyé' en Lucumí; en Congo por 'Báombo', y en Carabalí por 'Iván', es la hierba de BABALÚ AYÉ por sus innumerables propiedades medicinales que el Orisha utiliza para sanar. Siendo esta planta por años empleada como un remedio para la lepra y otras enfermedades de la piel, en uso externo.
¿Y quién es ORISHA Babalú Ayé?
Se cuenta que Babalú Ayé era muy mujeriego. Andaba continuamente de parranda hasta que todo el mundo le perdió el respeto y la misma Ochún, que era su mujer, lo abandonó. Un Jueves Santo, Orula le advirtió: "Hoy domínate y no andes con mujeres". Sin hacer caso del consejo, esa noche se acostó con una de sus amantes. Al otro día amaneció con el cuerpo todo cubierto de llagas purulentas. La gente huía de él porque le tenía miedo al contagio y sólo lo seguían algunos perros, a los que les gustaba lamerle las llagas. Por mucho que suplicó, Olofi se negó a perdonarlo y, al fin, Babalú Ayé murió.
Pero a Ochún le dió lástima y gracias a sus ardides consiguió que Olofi le devolviera la vida. Ahora Babalú Ayé sabía lo mucho que sufren los enfermos y por eso regresó tan caritativo y misericordioso.
Babalú Ayé es un título que significa "padre del mundo", y se sincretiza con San Lázaro. A Lázaro suele representársele envuelto en vendas, como acostumbraba hacerse con los cadáveres de los judíos, y esto contribuyó a que su imagen se asociara a la del Babalú Ayé enfermo y harapiento.
Volviendo a Parthenium hysterophorus, en ella se observan altos contenidos de saponinas y polisacáridos, presencia de aminoácidos, ácidos orgánicos y lactonas.
Tradicionalmente se emplea como febrífuga, analgésica, anti-neurálgica, antihelmíntica (antiparasitaria) y amebicida.
El principio activo más abundante es la partenina, una lactona sesquiterpénica a la que se le atribuye efecto útil en tratamiento de neuralgias y como febrífugo.
Es una hierba silvestre invasiva, considerada comúnmente como maleza, y crece en los climas húmedos y calurosos de América.
Si bien en nuestra tierra cordobesa se la conoce como ALTAMISA, popularmente tiene decenas de nombres en toda América. En Cuba y Caribe en general se la llama 'Escoba Amarga', sin embargo es llamada también: artemisilla, hierba amarga, amargosa, cicutilla, yerba de la oveja, confitillo, ajenjo del campo, falsa altamisa, altamisa del campo, altamisa cimarrona, altamisilla, cola de ardilla, arrocillo, chaile, hierba del gusano, huachochole, jihuite amargo, zacate amargo. En lengua maya se le conoce como 'hauay' y en lengua huasteca como 'tzaile' y 'tzail-cuet'
Lamentablemente, al día de hoy su uso se ha difundido notoriamente, pero sin tener en cuenta los cuidados, precauciones, y efectos no deseados, cuando se trata de su uso interno. Provocar una "matanza" de parásitos en el organismo, sin haber limpiado y tratado previamente los órganos que habrán de encargarse de depurar tamaña toxemia que habremos de generar, sin duda trae más perjuicios que beneficios, y es una de las causas más comunes de desequilibrios en la salud causados por el empleo "descuidado" de plantas medicinales. La sangre se cargará de toxicidad al matar los parásitos, pero si los órganos filtro no pueden procesarla, el "remedio será peor que la enfermedad", como se dice popularmente.
No hay "recetas generales" para todos, y lo que es bueno para unos, puede no serlo para otros. En estos tiempos, los yuyeros deben conocer principios básicos de fisiología humana, para comprender la acción de nuestras aliadas del Mundo-Verde.
Como dijo Hipócrates, primum non nocere: "lo primero es no hacer daño"
Eduardo Marconetto
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